jueves, 24 de mayo de 2012

Crónica de un título inesperado...




Heredia es campeón. Son tres palabras que todo herediano tenía atravesadas entre el pecho y la espalda desde hace demasiado tiempo, tragadas una y otra vez en tantas finales a las que el equipo llegó y perdió. Sin embargo, no más. Finalmente el campeonato se nos hizo y lo estamos celebrando. Curiosamente, dejándose de varas, el título llegó en el momento en que menos nos lo esperábamos. De eso quiero hablar. Y hay que empezar por el verdadero principio, en el Ricardo Saprissa.

Domingo 22 de abril de 2012, Ricardo Saprissa: Saprissa 1 - Herediano 3.

Muchos lo creyeron el último partido de Heredia en el campeonato. Yo entre ellos. ¿Qué más podía uno pensar? No dependía de nosotros. Indpendientemente de que la Liga había limpiado el piso con Pérez Zeledón, coronando así su vuelta (im)perfecta, Cartago la tenía servida ante un Limón que venía de ser destruido en Belén 7 goles a 0. El triunfo cartaginés paracía inevitable, así que, con humildad y realismo, me resigné a apoyar a mi equipo para que hiciera un buen papel en el siempre difícil estadio saprissista. La idea era "morir con las botas puestas". Y qué manera de ponérselas. La Flecha clavó el primero tras enganchar elegantemente. Colindres empató al puro principio del segundo tiempo. Cubero puso el segundo herediano adentro de cabeza y Cancela, tras una escapada del Mambo por la derecha, puso el definitivo 3 a 1. Ganarle a Saprissa nunca está de más. Hay rivalidad de por medio, hay picante por tratarse del equipo más (justamente) orgulloso del país, hay gusto de ganar de visita, y hay gusto por simplemente ganar, por supuesto. Sin embargo, había un desencanto palpable. Se resume en las palabras que soltó mi papá: ¿por qúe putas Heredia no jugó así desde el principio del campeonato? Ahora que ya no hay nada qué hacer sí le ponen ganas, manda güevo. Yo no podía estar más de acuerdo. Pero bueno, ahora tocaría ver la recta final del campeonato por la tele, desde la barrera, esperar el próximo campeonato a ver qué pasaba. Y con todo, la barra herediana, sumida en un rinconcito del Ricardo, empezaba a agitar banderas y brincar más alto. ¿Qué pasaba? Mi tata: ¡ponga el seis, ponga el seis! Y no era paja: Limón le ganaba a Cartago. Sumido en la celebración de los goles y en la resignación de que no importaba nada, para Heredia ya no había mañana, se me había olvidado el otro partido. Pasaba lo imposible: Cartago perdía el partido y, con ello, la posibilidad de clasificar. Y aunque la Liga se les iba encima por diferencia de goles, nada importaba ya: Heredia era el indiscutible cuarto lugar con 34 puntos. Heredia estaba en semifinales.

Sábado 28 de abril de 2012, Eladio Rosabal Cordero: Herediano 1 - Pérez Zeledón 1.

"De aquí en adelante todo es ganancia". Le comenté a mi papá una vez conseguido el boleto a semifinales. En relidad, Heredia se había colado a la fase final. Se le habían dado los resultados y, a pesar de la racha positiva que pasaba el equipo (no perdía desde que Odir Jaques asumió el puesto de entrenador), no parecía haber muchas posibilidades de pelear por el campeonato. Nos tocaba nada menos que el líder Pérez Zeledón en semifinales. Heredia cerraría todos sus partidos de visita, dada su posición en la tabla final, por debajo de todos los demás clasificados. Y llegó el primer partido. Heredia golpeó primero. Una jugada extraña frente al marco defendido por Adrián Delemos (algunos señalaron falta, otros mala salida del portero) terminó en gol de Enoch Pérez. Enoch. Qué hombre para pulsearla. Mi tata al principio del torneo no podía creer que siguiera en la plantilla, y tras aquel golazo que le hizo a Orión empezó a quererlo. No es un gran jugador, no tiene grandes recursos técnicos, pero le pone y en un futbol tan limitado como el nuestro eso valo mucho. Corrían apenas los siete minutos del primer tiempo. Teníamos tiempo para hacer más e irnos a Pérez tranquilos. Sin embargo, un juego desordenado y poco efectivo impidió que se generaran más opciones, lo cual PZ aprovechó para encajar el empate al 68 con un cabezazo de Roberto Wong. Y la verdad, como es costumbre, Moreira nos salvó más de una vez. A cerrar a Pérez. "Ahí se van" me dijo un compa al terminar el partido. Parecía inevitable. Y sin embargo, maldita Esperanza, aquí seguías viva. Había que ver qué pasaba.

Domingo 6 de mayo de 2012, Municipal de Pérez Zeledón. Pérez Zeledón 0 - Herediano 2.

Quien pensó en un partido definido se vio desengañado. Francamente, el PZ de todo el torneo se había perdido hacía rato. Derrotado por Santos, San Carlos y Alajuela, llegaba a semifinales gracias a la renta del resto del campeonato. Lo cierto es que en Heredia había sacado un buen resultado y un sólo gol podía ponerlos en la final. Sin embargo, las cosas fueron totalmente al revés. El primer tiempo fue cauteloso. Heredia se paró bien atrás y trató de presionar en la media. Pronto entendió que no tenía por qué encerrarse ni mucho menos. En el segundo tiempo se adelantaron las líneas y los goles cayeron. ¡Mambo, Mambo! ¿Quién lo iba a pensar? Un tiro suyo rebotó en el poste y fue adentro tras estrellarse en la cara de un defensa pezetero al 65. ¡Gol! ¡Gol! Heredia se estaba jalando la torta, era increíble pero estaba pasando, contra todo pronóstico se estaba ganando su boleto a la final y el colmo de la euforia fue al 80. ¿Quién? ¡El Mambo! En el centro de mi memoria apareció la imagen de un aficionado pezetero que, en el primer partido disputado entre nuestros equipos en la primera fase del torneo, le gritaba de todo al Mambo por su mal desempeño. Jamás volveré a verlo, es de esas personas que uno se encuentra una única vez en el estadio, pero ese segundo gol del Mambo se lo dediqué en mis adentros. Ahí tiene señor, el mismo del que usted y tantos se burlaron hoy rindió y de sobra. Heredia a la final contra el Santos que dejó fuera a Saprissa. Muchos dijeron que la teníamos ganada, pero no se podía cantar victoria. Los heredianos lo sabemos demasiado bien.

Sábado 12 de mayo de 2012, Eladio Rosabal Cordero. Herediano 4 - Santos 2.

Fue mi primera final en el estadio. La fiesta del futbol se desbordaba por la cuidad: cimarronas, mascaradas, camisetas, bailes, gritos, cornetas. Todo el mundo de rojiamarillo, todo el mundo con su ilusión viva a pesar de tantos años, de tantas derrotas dolorosísimas. Ese es el orgullo de ser herediano que nadie entiende y que quizá nunca entiendan. Poco importa: lo que se siente muy adentro no se puede explicar. Está ahí y se siente, eso es lo grande. No obstante, las reservas estaban presentes también. Muy en el fondo los heredianos temíamos otra decepción. Teníamos en frente a un equipo no tradicional, pero ya Liberia nos había enterrado años atrás en nuestro propio campo, con un rotundo 0 a 3 que jamás olvidaríamos. No, los heredianos conocemos muy bien la cautela, la reserva. Las ansias porque empezara el partido eran casi incontroblables. Y empezó. Llegadas. Llegadas. Llegadas. El Mambo, Chucky, La Flecha, Cancela, todo mundo llegaba pero no caía el gol. La gradería de sol sentía ya las piernas adoloridas de tanto levantarse y volverse a sentar, cuando cayó el gol del Santos. Silencio. ¿Qué más podía ocurrir? El estadio silenciado y el equipo entero del Santos, hasta el portero, fundido en un abrazo. ¿Cómo diablos? Pues sí, el Santos nos ganaba en nuestro patio. Así terminó el primer tiempo. Mi tata: ¿No quiere comer algo? Yo: No. Mi tata: Ni hambre le da a uno. En efecto. Ni hambre. 

Empezó el segundo tiempo y sólo tuvimos que esperar un minuto para desatar ese grito que se nos había ahogado todo el primer tiempo. ¡Cubero, el gran Cubero! Alma, vida y corazón heredianos fundidos en ese hombre, camiseta número 14, la misma que yo me fui a comprar días después de que perdiéramos el torneo anterior ante Alajuela por un penal que él mismo botó, por si a alguien le quedan dudas de que lo admiro. Gol, gol de Cubero. Un minutode juego, vamos Heredia, tiene que poderse, hay que sacudirse la historia y seguir adelante, ¡Vamos, vamos! Y tres minutos después, otra vez silencio. Mi mamá, liguista, dice que lloró al recibir mi mensaje de texto: "¡Qué hijueputa, no puede ser!". Cinco palabras que expresaban el desánimo de casi 19 años. Un estadio entero enfurecido, incapaz de contener tanta frustración, se comenzaba a descargar contra los jugadores, contra la administración, contra Dios, ¿cómo podía estarnos pasando de nuevo? No podía ser, no podía, otra vez no. Y no fue. Algo cambió esta vez. Algo desapareció de la mente del equipo y dejó el camino libre a la insipiración, al ánimo, al deseo de lucha. Cancela corre buscando una segunda bola por la derecha. De cabeza se la pone al mambo, apenas unos metros más allá de la media. El Mambo corre. Gira la cintura, se les escapa a los defensaas por la izquierda, se acomoda, dispara, adentro. ¡GOOOOOOL! El estadio entero una vez más ruge extasiado. Heredia empata, sigue vivo, no se deja, pero está apenas salvando el honor, la dignidad. Empatar en casa en una final es imperdonable, significa ir a cerrar de visita como si nada hubiera pasado, como lo habíamos hecho varias veces en las finales pasadas, en las que el mal resultado del primer partido simplemente se ratificaba en el segundo. Heredia carburó, le puso, Odir hizo cambios que parecían extraños. ¿Yosimar por Granados? Sí señor, movimiento de media cancha hacia arriba, distribución, toque de bola. Falta por la izquierda. Tiro libre. Para Cancela, obvio, pero estaba muy largo. Un centro efectivo, van Salazar y Montero a cabecear. Había que ir por ese partido. Cancela la pega. La bola se eleva, pasa sobre la barrera, sobre la piña de heredianos que buscan tocarla. Nadie lo hace, pero el portero la ve muy tarde. Se va para adentro. Ahora sí la locura. Heredia, tras ir perdiendo en dos ocasiones, se levanta. Es un hecho inédito en ¿cuánto? ¡En 19 años! Los mismos que tenemos sin ser campeones. Heredia ganando un partido de final luego de tanta adversidad. No es para menos, hay que gritarlo. Mi tata y yo nos abrazamos. Sentimos encima los abrazos de otros aficionados. Es una fiesta, de pronto no somos tan diferentes. A nadie le importa quién es al que tiene a la par, de dónde viene, si estudió, si tiene plata o no, si es mayor o menor, todos somos hermanos y estamos felices.

El cuarto gol fue para las lágrimas. Desde mi lejana ubicación tras el marco de Moreira pude ver cómo alguien (luego supe que Minor Díaz) recibiía una bola con estilo y la peleaba hasta después de que parecía perdida, la aseguraba, se la tocaba al Mambo... ¿cómo describir lo que se siente en ese momento? Es un grito inacabable, un orgasmo eterno que crece y crece y se sale del mundo, despega hacia el universo en una carrera indetenible. Mi tata lloraba, yo lloraba, ¿qué podía hacer uno? 4 a 2. Remontaba heroica dijeron los periódicos. No era para menos.

Sábado 19 de mayo de 2012. Ebal Rodríguez. Santos 1 - Herediano 2.

Es vara hablar de la celebración que se montó en Heredia tras el gane en la ida. Se criticó a la afición, se le tachó de triunfalista. No creo que sea justificado. Heredia tenía mucho qué celebrar. Ganaba su primer partido de final desde 1993. Si volvíamos a perder el campeonato, sería nuestra decepción. ¿Qué les importa? Era nuestro derecho y así lo vivimos. Al menos hasta que llegó el último partido. Quien diga que no estaba tenso miente con todos los dienttes. La angustia era obvia e inevitable. Yo no podía dejar de pensar en ver otro 3 - 0 en el marcador final que nos dejara otra vez vestidos y alborotados. A mitad de semana, en las semifinales del futbol mexicano el Santos había dejado fuera a Tigres. Yo ni siquiera le comenté a nadie la posible analogía para evitar la sal. El sábado fue un día lento. Las 7:00 p.m. parecían resistirse a llegar. Pero llegaron, y empezó el último partido. Lagos la tuvo clarísima. A este momento yo no sé cómo hizo Moreira para sacarle esa bola. Qué portero es ese hombre, con todo y que no es muy alto, qué reacciones de muchacho. Pero al árbitro se le ocurre un penal al 35. Oportunidad para el Santos de acercarse. Lagos tira. Moreira ¡Moreira! Sí, lo paró, pero era demasiado pedir que sacara el segundo remate. Lagos lo mandó adentro y recortó a 4-3 la diferencia general. Santos respiraba. Sin embargo, tal como en el partido anterior algo cambió en el equipo, algo cambió en mí a nivel personal. Ese gol no significó nada. Íbamos ganando, quedaba mucho partido. La derrota no me pareció clara con la primera dificultad. En ese momento entendí que era un herediano diferente. Se habló de fantasmas, de que Heredia se había sacudido los suyos en el partido anterior. Mi reacción con ese gol dejó claro que los míos propios se habían ido también. Y entonces Cancela. Maestro. Qué hombre para jugar. Sus pases son precisos, tiene gran manejo, corre, sus tiros parecen ir teledirigidos. Y esta no fue la excepción. La transmisión de canal 42 nos impidió verlo con claridad. Pero estaba adentro. Gol, GOl, GOOOOOOL. Abrazo con mi tata. Heredia seguía luchando, con vida, ahí estaba el capitán Cancela para confirmarlo. 5 a 3 en el global. Así terminó el primer tiempo.

El segundo fue un tiempo de manejo. La espuela herediana se hizo sentir. Se tocó la bola, se jugó con el tiempo. Hubo sustos, claro. Maytland pegó una en el tubo que parecía hecha. Pero el tiempo pasó y nada cambió. A falta de cinco minutos mi amigo Paulo empezó una cuenta regresiva: "cinco minutos; cuatro minutos". Le tuve que pedir que parara. La angustia era terrible. Teníamos el título, pero ¿sería capaz Santos de hacer dos goles en unos cuantos minutos? Ya ha pasado. Ya nos ha pasado. Hasta que no sonara el pito nadie se iba a creer nada. Falta por la izquierda. El Mambo la pone y cobra rápido. Los santistas están en otras. Heredia avanza y el propio Mambo la manda al fondo de la red. Una vez más la transmisión nos jugó una mala pasada. Los propios locutores casi no notan el gol. Pero de pronto el Mambo corriendo, el abrazo con Cancela y Oscar Rojas, se suma Cubero, llega Ramírez, minuto 92. Nada qué hacer. Santos movió y a los segundos sonó el pitazo. Heredia campeón. Si antes hubo lágrimas, nunca como entonces. La afición en la cancha, en las calles, en el país, porque nadie se imaginaba que éramos tantos. Pero sí, la afición herediana es grande, pero estaba guardada. Y es que ¿cómo nos pueden culpar de fríos tras casi 19 años sin títulos? Aquí se pagó toda la deuda, aquí salimos de donde estuviéramos. Campeones de nuevo. Y cuando menos lo esperábamos.

Problemas administrativos, atraso en salarios, renuncias a medio torneo. Heredia no sólo fue campeón. Sus jugadores le dieron una lección de vida al fútbol y a todos en general. Dejaron claro que el dinero puede quedar en segundo plano cuando se trata de ser profesional, de amar lo que se hace y darlo todo por el honor, por la felicidad de una afición que se tiene detrás. Ahora probablemente vengan problemas. Sotela sigue rehuyendo sus responsabilidades y con nada y nos quedamos sin jugadores para defender este título. Yo no los culparía. Fueron campeones y no se les quiere premiar adecuadamente. Es el colmo. Sotela dijo que los hechos hablan. Precisamente, un desastre en la planilla herediana puede cargar de verdad sus palabras. Pero lo cierto del caso es que somos campeones, que se logró el 22 que algunos tacharon de imposible. Nos levantamos cuantas veces fue necesario y Sotela no tuvo nada que ver con eso. Ni siquiera él pudo con el equipo Herediano.

viernes, 24 de febrero de 2012

El JuanPa a mejor película...

 Bueno, afortunadamente otra vez logré ver todas las nominadas a mejor película antes de la entrega, y aquí está mi lista, en orden ascendente:

9. Extremely loud & incredibly close: una cinta interesante pero que a ratos parece enredarse en su propia trama, la cual por cierto remite a una temática que se ha ido desgastando con el tiempo, sobre todo por la diversa atención mediática que no deja de prestársele. Entretenida sólo a ratos, un poco pasada de sentimental y con pocos personajes interesantes.

8. The artist: La producción y la ambientación son verdaderamente impecables, y resulta muy agradable ver un homenaje de este calibre a los orígenes del cine. Sin embargo, la historia no deja de ser sencilla y predecible, por lo que considero que el gran éxito de la película procede más de la curiosidad que despierta ver una película muda en estos tiempos.

7. The descendants: Una muy buena historia muy bien contada, con temática profundamente humana pero sin caer por ello en el sentimentalismo y el melodrama, con un uso magistral del humor y el dinamismo narrativo. Una película sencilla, con mucho enganche pero sin méritos exagerados. George Clooney se luce en una actuación emotiva pero sincera, llena de un realismo firme y humano.

6. Hugo: Otro homenaje al cine, con una historia muy bella y humana que conmueve y desata la imaginación. A nivel de producción es impecable, así como en el diseño de planos y de ambientes. No obstante, el guión a ratos se pone espeso y se estanca en escenas largas y tediosas que le quitan un poco de ritmo.

5. Moneyball: Un guión intenso y que consiguió escapar a la excesiva complejidad que su historia pudo haber significado, generando una película conmovedora y emocionante a la vez. La actuación de Brad Pitt es brillante y consigue crear un personaje memorable que se sostiene de principio a fin.

4. Midight in Paris: Una historia de amor propia de nuestra época, en la que el amor realmente sirve como telón de fondo a los diversos tipos de roces entre los personajes, que van desde la simple diferencia de gustos e intereses hasta la divergencia en la manera de ver el mundo. Excelente guión, que no se excede ni escatima en absolutamente nada, dejando puerta abierta a la imaginación y la nostalgia por los tiempos que fueron y las grandes figuras artísticas que la mítica París vio caminar por sus calles.

3. The help: Una película de gran intensidad emotiva, que retrata la durísima discriminación racial en el sur de Estados Unidos en los años 60, y los esfuerzos de una mujer por denunciarla con la ayuda de las propias empleadas domésticas negras que la sufrían. Los diversos hilos narrativos, que combinan la historia de las víctimas con las de los victimarios y con la de quien finalmente decide que no puede dejar que las cosas sigan como están, convierten la película en un intenso drama humano en que las historias se entrelazan y muestran como determinada situación los afecta a todos, como parte que son de una sociedad cruenta y discriminatoria. Excelentes actuaciones, por demás.

2. Warhorse: Spielberg lo logra otra vez con una película intensa, emocionante, conmovedora y épica por partes iguales. El guión resuma creatividad y dinamismo, contando no una ni dos sino muchas historias que asombran por la posibilidad narrativa que un solo elemento cambiando de contextos es capaz de generar. La producción se luce en las escenas bélicas, en la preparación de los caballos utilizados y en el manejo del color que en ciertas escenas llega a ser francamente deslumbrante. Aunque no es una historia desafiante o de ruptura, ¿quién dijo que una película sólo es buena si rompe esquemas? Lo cierto es que la elegancia y la precisión de la dirección de Spielberg se notan en cada cuadro, así como la genial estructuración de la trama. 

Y el JuanPa a mejor película es para...

1. The tree of life: Francamente creo que es la película más artísticamente realizada que he visto. El diseño de planos, el uso de la luz, el manejo de la cámara, las intensas secuencias no narrativas insertas en la historia, la estructuración de la trama, la cinematografía... todo resuma excelencia en esta película, que no se preocupa por forzar la coherencia del conjunto sino que deja la posibilidad de que quien ve configure y ensamble. Experimental y arriesgada, es una legítima obra con sello de autor, que convierte la experiencia cinematográfica en mucho más que una historia, incorporando las reacciones sensoriales de modo que se vuelve al cine en estado puro, o sea, imágenes en movimiento, llevadas a un nivel de pureza artística impresionante. Y con todo, la historia no deja de ser envolvente y de enganchar a cada momento, gracias a las excelente dirección de actores y el cuidado en el diseño de las secuencias. Una obra maestra.

Pues bien, esa es mi lista. Yo mismo me sorprendí al ver que The artist, que ha sido pronosticada por la mayoría como la ganadora de muchos de los premios, quedó tan atrás, pero la verdad es que esperaba mucho más de esa película, que a mi juicio no pasa de un bello y emotivo experimento. No obstante, dado el narcicismo nostálgico de la Academia, que los lleva a premiar lo que se destaca como homejane al cine y, muy especialmente, sus orígenes, mi pronóstico es también que esa película se llevará el máximo galardón de la noche. En lo personal, insisto, quisiera que se lo llevara The tree of life, pero lo veo difícil. Al menos esperaría que Malick obtuviera el reconocimiento a mejor director. De mejores actores y actrices aún no opino porque no he visto todas las películas que inlcuyen nominados y nominadas. Si lo logro, escribo otra entrada al respecto. De momento así estamos, vamos a ver qué pasa en el alfombrazo el domingo.