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lunes, 17 de mayo de 2010

Este año, la Muerte los prefiere metaleros


















La imagen, alegre y lúdica, no necesariamente expresa lo que siento. Sin embargo, es apropiada. Esa centinela nuestra, que nos vigila siempre desde las esquinas de sus cuencas oculares con su perenne sonrisa llena de arrogancia y burla, se ha creído la muy metalera y anda asaltando escenarios, robándose grandes voces y dejando en su lugar los inaudibles acordes de su guadarra.

Hace poco más de un mes (14 de abril), fue Peter Steele, el genial cantante y bajista de la banda neoyorquina Type O'negative.

Peter Steele. 1962-2010.


Se acabó su profunda y grave voz, así como su humor autodespectivo y sus canciones críticas e irreverentes. La Muerte, a la que tanto le cantó, vino a reclamarle sus derechos de imagen. ¿Qué nos dejó? Varios de los discos más influyentes de la historia del gothic metal, ni más ni menos.

Y ahora (16 de mayo), le tocó el turno a Ronnie James Dio, cantante de las importantísimas bandas Rainbow y Black Sabbath, sin contar su larga carrera como solista.


                                              
















Ronnie James Dio. 1942-2010.


De Dio me es difícil hablar objetivamente, por lo tanto no lo haré. Dio representa para mí la más grande voz del heavy metal, simple y sencillamente. Influencia directa y notable en otros grandes (Mats Leven, por decir alguno), su legado consiste en la definición del cantante del género . A los 68 años, Dio seguía activo y en gran forma. La cancelación de la gira de verano de Heaven and hell (nombre que se le dio al Black Sabbath con Dio para diferenciarlo del de Ozzy), era solo un preludio a la tragedia. De esta no nos vamos a recuperar. Hay grandes, pero como DIOs, ninguno.

Para hacerles honor, una muestra del talento de cada uno. Primero, Black no.1, de Type O'negative.



Ahora, el evangelio según Black Sabbath. Heaven and hell, en vivo.



Duro golpe para todos, definitivamente. Larga vida a la memoria de estos dos grandes. Personas como ellos nunca van a morir, por más que nos duela haber perdido sus presencias.


Dio, con su clásica seña de los cuernos.                                                                                   Peter en plena acción, con su bajo verdinegro.

domingo, 11 de abril de 2010

Megadeth Radio



Para metaleros y rockeros, aquí dejo la excelente estación de radio de la banda Megadeth (EEUU). Como lo dice el guitarrista, cantante y líder Dave Mustaine, en esta estación se puede escuchar "Slayer, ACDC, gore and The Beatles back to back!". Provecho.

Megadeth Radio

martes, 30 de marzo de 2010

Opeth y el métal contemporáneo


Tras el hard rock setentero vino la New wave of british heavy metal (NWOBHM) y el rock cambió para siempre. Bandas como Judas Priest y Iron Maiden (entre muchas otras menos conocidas), retomando elementos de lo que ya había comenzado a gestar Black Sabbath, pero distanciándose un tanto de su atmósfera oscura, comienzan a tocar como no se había hecho antes. Las secciones rítmicas de las bandas (batería y bajo) aumentaron considerablemente de peso y las distorsiones de las guitarras fueron más ruidosas que nunca (alabado sea Jimi Hendrix por sus experimentos con efectos). Las melodías armonizadas a dos guitarras comenzaron a ser recurrentes, así como los solos a velocidades no concebidas en el pasado. 

En los ochenta, la violencia y la velocidad de las composiciones van en aumento. Venom, insatisfechos con la escena melódica y hasta cierto punto liviana que los rodeaba, apuestan por un sonido crudo, agresivo y oscuro (ahora sí, más a lo Black Sabbath) originando, de un solo golpe, todo lo que se vendría a conocer como métal extremo (thrash, black y death métal). Las voces guturales hacen su aparición (se dice que una banda italiana, de nombre Bulldozer, fue la pionera, pero no he podido confirmarlo), los ritmos se aceleran  hasta límites casi sobrehumanos (la técnica de batería conocida como blast-beat se comienza a utilizar con frecuencia), el bajo se toca golpeando las cuerdas con los dedos, en una especie de slap perpetuo (cuando no se usa púa para darle más velocidad) y las guitarras se afinan en tonalidades más bajas para lograr aún más densidad. El doom metal (que también debe su nacimiento a Black Sabbath) se va desarrollando de la mano de bandas como Candlemass y Cathedral, que se orientaron, en lugar de a la velocidad, a los ritmos lentos y repetitivos, que gracias a la distorsión se volvían grotescos y escalofriantes. Paradise lost, tras un inicio meramente doom, incluye algunos arreglos orquestales y voces femeninas en sus composiciones, con lo que crea el gothic metal.

Suecia, la ciudad de Gothenburg, para se exactos, ve nacer una nueva modalidad de death metal, que incorpora melodías y armonías más marcadas y comprensibles, así como estribillos más definidos. Se trata de lo que se llegaría a conocer como melodic death metal.

Y pues bien, es en Suecia donde ocurre el fenómeno que quiero reseñar. En Estocolmo, al noreste de Gothenburg, en 1990 se funda la banda Opeth. Todo el panorama histórico del metal que bosquejé arriba es solo para decir que Opeth combina practicamente todos los subgéneros que mencioné con el rock progresivo de los setenta (Pink Floyd, King Crimson, Yes y demás) para dar una propuesta única y ecléctica, sin caer en el barroquismo y la incomprensibilidad de otras bandas que intentan fusiones similares.

Las composiciones de Opeth suelen ser largas (yo diría un promedio de ocho minutos por canción, con sus excepciones por supuesto) y alternar pasajes de tremenda agresividad (voces guturales y distorsión) con otros acústicos y con voces melódicas (el genial Mikael Akerfeldt, compositor principal, se hace cargo de todas las voces, además de las guitarras acústica y eléctrica). En los discos más recientes la banda incorporó el teclado entre sus filas, el cual han utilizado de maneras muy creativas también: a como se  puede escuchar un solo de clásico órgano hammond, también se puede uno topar con orquestaciones o saturaciones distorsionadas. Guitarras clásicas y folclóricas del norte europeo, solos al mejor estilo de David Gilmore, riffs  densos y devastadores a lo doom, pasajes caóticos estilo Morbid Angel... y todo envuelto en una coherencia y una fluidez sorprendentes. Ninguna canción de Opeth (tal vez solo Black rose immortal, que dura más de 20 minutos) da la impresión de ser larga, puesto que las secciones transcurren tan harmoniosamente que no se siente el paso de los minutos.

Se les suele etiquetar como "death metal progresivo", lo cual aunque no está del todo errado, me parece que deja por fuera muchos de los elementos de su música. En mi opinión, Opeth es una digna representante (tal vez la mejor) de lo que el métal contemporáneo está experimentando: una fusión de todo lo que se ha venido haciendo y que a la vez incorpora elementos de otros géneros musicales como, en el caso de Opeth, el jazz y el folk. A la larga, las etiquetas sobran y lo mejor es una muestra. Les dejo un video, parte de su más reciente DVD, titulado The roundhouse tapes, que docuementa una presentación de la banda en Londres, en noviembre del 2006. La canción es "When", del album My arms, your hearse, publicado en 1998. Nótense la excelente presencia escénica de la banda, así como la fuerza de su interpretación. Abajo adjunto la letra y una traducción que realicé de la misma con la ayuda del amigo Gustavo Solórzano (Asterión), para que aprecien la calidad lírica de la misma, la cual es alta en todas las letras de Opeth. Que lo disfruten. Disculpen que el video se ve cortado, pero como es en HQ, no logré que se adaptara al tamaño de la columna de mi plantilla. En fin, se puede ver perfectamente).


When?

Red sun rising somewhere through the dense fog.
The portrait of the jaded dawn who had seen it all before.

This day wept on my shoulders.
Still the same as yesterday.
This path seems endless, body is numb.
The soul has lost its flame.
Walking in familiar traces to find my way back home.

So there I was.
Within the sobriety of the immortals.
A semblance of supernatural winds passing through.
The garden sighs, flowers die.

The gate was closed that day, but I was bound to carry on.
She could not see me through the windows.
In dismay, strangest twist upon her lips.
Graven face, she said my name.

Once inside I heard whispers in the parlour.
The gilded faces grin, aware of my final demise.

And I cried, I knew she had lied.
Her obsession had died, it had died.

When can I take you from this place?
When is the word but a sigh?
When is death our lone beholder?
When do we walk the final steps?
When can we scream instead of whisper?

When is the new beginning,
The end of this sad madrigal?

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¿Cuándo?

Un sol rojo sale de alguna parte a través de la densa niebla.
El retrato de un amanecer hastiado que ya lo ha visto todo.

El día lloró sobre mis hombros
igual que ayer.
Este camino parece interminable y el cuerpo yace entumecido.
El alma ha perdido su llama
por seguir rastros familiares
para hallar su camino a casa.

Ahí estaba yo,
en la sobriedad de los inmortales:
atravesado por restos de vientos sobrenaturales.
El jardín exhalaba y las flores morían.

La puerta quedó cerrada esa vez, pero yo estaba obligado a continuar.
Ella no podía verme a través de las ventanas.
Consternada, torcía extrañamente sus labios.
Con un gesto esculpido dijo mi nombre.

Una vez dentro escuché murmullos en el salón.
Las caras doradas sonreían, conscientes de mi última desaparición.

Y entonces lloré, pues supe que ella había mentido.
Su obsesión había muerto.

¿Cuándo podré sacarte de aquí?
¿Cuándo será la palabra tan solo un suspiro?
¿Cuándo será la muerte nuestra única dueña?
¿Cuándo daremos los últimos pasos?
¿Cuándo podremos gritar en lugar de susurrar?

¿Cuándo será el nuevo inicio?
¿Cuándo el fin de este triste madrigal?

lunes, 12 de enero de 2009

El extraño caso de Tarja Turunen y Anette Olzon...


Valga el intento de parodia del título de Stevenson para comentar un suceso que, aunque ya es noticia vieja, viejísima, sigue motivando intrigas y pidiendo explicaciones dentro de esta revuelta cabeza mía.

Primero que nada ¿Qué es Nightwish? Bueno, Nightwish es una banda finlandesa de metal... sinfónico... gótico... orquestal... ¿¿?? bueno, la cosa es que tocan un particular estilo de metal que incorpora arreglos orquestales y corales, lo que le da un aire majestuoso y hasta pomposo a ratos.

El primer disco de la banda vio la luz en 1996 y se llamó "Angels Fall First". Un buen disco que presentaba un sonido todavía crudo y sin pulir, pero que vaticinaba grandes cosas en el futuro. La voz de Tarja Turunen, soprano encargada de las voces principales, se convirtió desde el principio en el atractivo principal, por su fuerza y naturaleza operística. Se notaba que le muchacha sabía lo que hacía. Igualmente, el ensamble instrumental presentaba una propuesta interesante e innovadora en aquel tiempo, pues no era tan común, salvo por excepciones como Theatre of Tragedy, escuchar bandas con este tipo de instrumentación. Los teclados, emuladores legítimos del sonido orquestal, llenaban de forma sorpredente, llevando la batuta de las composiciones. Aún así, la guitarra, elemento primordial del metal, no quedaba resagada, y aportaba gran peso en los riffs y los solos, tal vez no impresionantes, pero muy aceptables y disfrutables. En la percusión, se notaba un gran amarre y un adecuado balance entre peso, velocidad y agilidad.

Digo que el disco sonaba crudo, porque si bien resulta muy agradable al oído y se disfrutan muchísimo canciones como "Beauty and the Beast" y "The Carpenter", es notorio como falta aún experiencia en la mezcla y masterización, pues por momentos se escucha una atmósfera vacía, o más bien, hueca. Así mismo, la utilización de la voz del tecladista Tuomas Holopainen nunca me pareció acertada, pues su voz simple y sin fuerza es arrasada por la de Tarja. De una u otra manera, era su primer disco, tal vez no alcanzaron los fondos para contratar un vocalista masculino... qué sé yo.

El segundo disco de Nigthwish, "Oceanborn", aparece en 1998 y, a mi juicio, marca el verdadero despertar de la banda y la creación del sonido que la caracterizaría en adelante. Desde los primeros acordes de "Stargazers", el album anuncia todo lo que vendrá: todo un despliegue de buen metal y arreglos pseudo orquestales, en un balance, a mi gusto, no alcanzado por ningún otro grupo de metal hasta el momento. Los ritmos rápidos de la batería (incluído el infaltable doble bombo), las guitarras distorsionadas y el bajo (que por primera vez tuvo un ejecutante propio en la banda), estaban ahí, tan presente como los teclados y las voces líricas. Devil and the Deep Dark Ocean, Sacrament of Wilderness, Moondance... las buenas canciones se suceden unas a otras y el disco se convierte en algo que uno quiere escuchar una y otra vez. Como decía en un principio, Nightwish se encontró con su sonido, con su firma, y comenzó a despertar realmente como banda.

El tercer disco fue la cereza del pastel. Si en "Oceanborn" Nightwish había descubierto su sonido y lo había explotado adecuadamente, en "Wishmaster", publicado en 2000, llevó ese sonido a un nivel aún más alto. Lo que se había creado recibió ahora un perfeccionamiento y la banda parecía nadar en su propia tinta. Para mí, fue el mejor trabajo de los finlandeses, pues continuaron con la fórmula ya descubierta, pero aplicándola en canciones aún más fluídas y coherentes donde, una vez más, las voces líricas y los teclados sinfónicos se amalgamaban perfectamente con las guitarras eléctricas y la batería. No hay fallas. Ritmos saltarines y eufóricos, fraseos fluidos y hermosos pasajes épicos, contundencia... nada le hace falta. "She's my Sin", "The Kinslayer", "Wanderlust"... son verdaderos clásicos del metal sinfónico o neoclásico o como se le quiera llamar. Ni hablar de la inolvidable "Wishmaster", que no por nada le da nombre al disco.

Ahora, luego de la alabanza y la chupada de medias, comienza la caída. "Century Child" fue el comienzo del fin para Nightwish. Si bien es cierto que se trata de un disco bien trabajado, contundente y muy elaborado, la susodicha fórmula comenzó a agotarse. Las canciones se vuelven lentas y monótonas. Del todo se pierden aquellos pasajes rápidos, casi caóticos, que hacían de Nightwish una banda divertidísima de escuchar, con un sonido refrescante y renovado. En mi opinión, el principal problema es que la banda comenzó a abusar del elemento sinfónico-orquestal y dejó un poco de lado la escencia metalera que había permanecido intacta en sus anteriores trabajos.

La única canción del "Century..." que mantiene la escencia original es "The End of All Hope", que sí ofrece un gran peso y variedad de ritmos. Aquí Emppu Vourinen, guitarrista, vuelve a agraciar el ensamble con sus pasajes agudos y hasta con un solo. Sin embargo, otros temas como "Dead to the World" y "The Phantom of the Opera", aunque son buenos temas, parecen fabricados ya bajo otra óptica. En primer lugar, comienza a aflorar Marco Hietala, nuevo bajista. en cuya voz la banda, a partir de entonces, depositó gran confianza. Para mi criterio, fue un error, y no porque Marco cante mal, en realidad que posee una voz muy interesante, pero no para una banda como Nightwish. Sus chillidos y gritos solo nos hacen desear que Tarja comience a cantar de nuevo. Estas canciones poseen buena velocidad y entretienen, pero están compuestas siguiendo modelos mucho más simples de coro-estribillo-coro, que las vuelven repetitivas y terriblemente predecibles.

Pues bien, si el "Century Child" comenzó a anunciar un cambio en el sonido de Nigthwish, el "Once" significó su fin como una buena banda. El metal ya no parece el género donde enmarcar a nuestros amigos. Yo optaría más bien por el pop rock, y si quieren, con influencias góticas. Las canciones son planas, sencillas, con coros pegajosos y casi bailables. Si bien el grupo recuperó algo de la precensia de las guitarras y la escencia metalera, esta parece adecuada a simpatizar a un público joven, que no quiere internarse mucho en el mundo de la música extrama. La voz de Tarja se utilizó de una manera mucho menos lírica y la de Marco obtuvo más precensia aún que en el "Century...". Una canción como "Nemo" (que me encanta, lo aclaro) parece prefabricada, como hecha para agradar, para que se escuche y se diga "Ay que linda canción".

No me deja mentir, en cuanto a la simplificación del sonido de la banda, que este disco fue el pegue comercial de Nightwish. Aparecieron en Mtv, en Vm Latino, en Conexión Tv... en montones de emisoras de radio... de pronto todo el mundo, metalero o no, conocía y gustaba de Nightwish. Se convirtieron en un segundo Evanescense... lo cual ya es decir mucho de su decadencia.

Pues bien, luego del "Once" ocurrió el suceso que más me interesa comentar (sí, todo lo anterior fue introducción, jaja). Aparece el disco en vivo "End of an Era" y se comunica la expulsión de Tarja Turunen de la banda. ¿Cómo? Pues sí, Nigthwish prescindía de su símbolo, de su "front-woman", pero no se resignaba. Los miembros restantes afirmaban pretender seguir adelante y encontrar una nueva cantante. Mucho tiempo después, ya olvidé cuánto la verdad, pero fueron como dos años, aparece la noticia: Nightwish tiene nueva cantante, su nombre es Anette Olzon... ok, nadie sabía quién era, pero la espectativa era enorme. Se publican algunos demos para que los seguidores conociéramos un poco la voz de Anette, pero estos no eran suficientes. Hacía falta el nuevo disco... y este por fin llegó... ¡Pero por el diablo, qué era aquello! Nada qué ver... el grupo volvió a sumirse en sus barroquismos del "Century..." pero ahora mucho peor, pues tenían en frente a una cantante de pop. Eso es Anette, al menos comparada con su predecesora. Era risible que Nigthwish pretendiera sustituir a una soprano como Tarja con ella, pero así era. Las causas pronto fueron esclarecidas: Según Tuomas, la banda buscaba alcanzar mucho más público, lo cual no era posible con una voz tan compleja y seria como la de Tarja. En seis palabras: Nightwish se vendió y lo reconoció.

Dark Passion Play es como un revoltijo del "Century..." y el "Once". Mientras una canción (digamos... "The Poet and the Pendulum") resulta intricada, densa, larguísima (y no es cuento, dura casi catorce minutos), otra (digamos, "Bye, bye Beautiful") es pegajosa, simple, de viaje hecha para encantar al escucha desde el primer momento. Incluso, el album incluye una canción practicamente clonada de una del Once. Hablo de "Amaranth", que a nivel estructural es idéntica a "Nemo": entrada de piano, versos con ritmo marcado, coro pegajosísimo (así como para que todas las quinceañeras que se creen metaleras se lo aprendan), solito y final épico, orquesta incluída.

Pues sí, ya se habrán dado cuenta de que el disco me decepcionó gravemente, pero el caso no es ese. El caso es que, sinceramente, el cambio radical, aunque aún paulatino, del sonido de Nigthwish, se me hizo, y se me sigue haciendo, terriblemente sospechoso. Me baso en las siguientes consideraciones. A partir del "Century..." el grupo comienza una campaña de suavización de su música. Tocan más sencillo, sin complicarse y exigiendo cada vez menos la voz de Tarja. Luego, tras el éxito inédito del "Once" y la gira correspondiente, tiran el concierto "End of an Era" y echan a Tarja... ¿No resulta sospechoso que titularan de esa manera el concierto?

Ahora, tiempo después, me puse a ver unos videos de Anette cantando canciones viejas de Nightwish y descubro que, al menos por el material que hay grabado, la mujer solo se manda con "Nemo", "Wish I had an Angel" y demás canciones del Once. Su voz calza muy bien en estas piezas... lo cual es comprensible, recordando que ya en ese disco Tarja trabajó como a media máquina. Que yo sepa, o que esté documentado, Anette nunca ha cantado The Kinslayer o Beauty and the Beast. Todo parece indicar que el Once fue un disco con el que Nigthwish solo fue preparando el terreno para la venida de la próxima cantante, cuyas características ya tenían muy bien definidas. No querían otra soprano, sino una cantante más "accesible", que pudiera cantar algunas de las canciones del Once, como para no dejar de lado sus "hits" más recordados, los que les dieron la fama, y que introdujera un cambio radical con su actuación en el nuevo disco.

Por otro lado, tras su salida de la banda, Tarja se manda solita y tira un disco cuyo primer sencillo tiene un título harto sospechoso también: "I Walk Alone"... yo voy sola... ok, claro, porque ya se fue de Nightwish... quienes tiran una pieza titulada "Bye, bye beautiful"... ¿Un duelo con títulos de piezas en lugar de balas? Parece, pero lo peor es que este asunto podría perfectamente haber sido planeado. Es inegable que tanto para Nightwish como para Tarja, el corte de relaciones fue provechoso. Por un lado, Nightwish se abrió a un mercado mucho mayor. Muchos de sus seguidores les siguieron siendo fieles, y otros muchos se sumaron a la lista atraídos por el cambio. Por otro lado, Tarja se llevó a quienes le fueron incondicionales desde un principio y la defenderán por siempre.

¿Qué quiero decir con todo esto? Pues, que la verdad, yo no me trago tan fácilmente el cuento ese de que Tarja ya era muy concha con sus compañeros de grupo y que por eso mejor la echaron... me parece que pudo tratarse de un procedimiento intencional por ambas partes, en pro de aumentar las ganancias y la fama. Procedimiento que se trajo abajo uno de los más interesantes fenómenos que el metal dio a finales de los noventa y principios del nuevo milenio. Lástima, será seguir escuchando aquellas tres joyas que Nightwish produjo cuando lo que les interesaba era realmente hacer música.

Si ofendo a seguidores del nuevo Nightwish o de Anette, me disculpo, simplemente expreso mi opinión. Y además, aclaro que de música no sé absolutamente nada, así que cualquier mal uso de un término o sandez dicha, la disculpan. Insisto, solo expreso lo que pienso de la mejor manera posible.